Si la Feria de Abril tiene sus orígenes en la compra y venta de ganado y sigue aún en día siendo el espacio perfecto para negociaciones y debates, la moda flamenca no podía quedarse atrás. De Costillares a Ignacio Sánchez Mejías este año no se hablado de otra cosa que de la sobreexposición mediática de diseñadores a través de influencers y sobre todo, de moda flamenca.
Bien es cierto que no existe un protocolo por escrito sobre qué llevar y qué no en la Feria de Abril, más allá del que dicta el sentido común y la media etiqueta para ellos, pero todos los años llegando el cuarto mes del año, florecen mentes ductas en la materia, al igual que sucede con la Semana Santa. ¡Esto es Sevilla y esto es diferente!
¿Todo vale en moda flamenca?
Sí, Sevilla es diferente… y cainita hasta decir basta.
Hablando de estos y otros temas, me encontraba en plena Feria de Abril escuchando la opinión de un profesional muy formado en la materia, persona conocedora de la idiosincrasia sevillana y por cuestiones laborales con una perspectiva bastante acertada y neutral de lo que sucede estos días en la capital hispalense. Cuál fue mi sorpresa cuando escuché decir que: “Sevilla quiere mantoncillo remetío, peonía y canastero. Y si no vienes así, serás mal mirado”. Esas palabras se me quedaron grabadas a fuego y me hizo ver la verdadera raíz del problema. Una persona, que se ha recorrido las principales pasarelas del mundo y con un conocimiento experto del sector de la moda a nivel nacional e internacional, reconocía que admiraba en lo más profundo la moda flamenca, pero según su larga experiencia era mejor dejar las excentricidades para otros escenarios y apostar por el clasicismo en la Feria de Abril.
Tuve que darle la razón en la parte práctica (recordemos que muchas de las casetas son de un módulo y es difícil moverte si llevas un vestido voluminoso) pero también a negarme en rotundo en formar parte de una normativa marcada por unos cuantos que involucionan, más que otra cosa.
A todos se nos llena la boca recalcando que el vestido de flamenca es el único traje regional sujeto a tendencias, llenamos los desfiles de Simof, de We Love Flamenco, de Wappísima y de las que se presenten, empoderamos a la mujer… pero este año se ha visto que cuando llega mayo se va cambiando el ambiente. ¿Qué sentido tiene que un centenar de diseñadores y firmas pongan a trabajar su creatividad si sus vestidos no van a tener cabida en el Real? Es quizá por ello que se justificaría la presencia de modelos e influencers, que bien lucen propuestas que la clienta de a pie no se atreve.
¿Qué sentido tiene que un centenar de diseñadores y firmas pongan a trabajar su creatividad si sus vestidos no van a tener cabida en el Real?
Pero tampoco ha sucedido esto. Hemos visto que muy pocos han sido los que se han atrevido a sacar a relucir los modelos más excéntricos (fuera del centro, de lo común) y a los que lo han hecho les han llovido palos. Afortunadamente en Andalucía tenemos un amplio abanico de firmas de moda flamenca. Hay quien rompe cada año, quien por el contrario repite muestrario una y otra vez y quien es capaz (dentro de su línea clásica) de reinventar modelos y darle al público lo que quiere, con calidad y nuevo. No hacen falta nombres, pero todos sabemos a quién meter en cada “saco”. ¿Sólo tienen cabida estas firmas, puesto que son las que muestran lo “socialmente aceptado”? Tampoco parece ser esta la respuesta, a tenor de la desaparición de Nuevo Montecarlo como firma, que tantos buenos diseños nos ha dado y que cada año lidiaba con ser una (o la más) de las firmas más reproducidas por toda modista.
Pero que la pasarela es pasarela lo sabemos todos y lo que allí se muestra no siempre es apto para la calle pero, ¿quién pone el límite? ¿quién dicta lo que es adecuado?
Desde luego a la vista está que las influencers no son la mejor opción en cuanto a moda flamenca se refiere. Aunque eso sí, cada cual elige cómo promocionarse y ésta es una opción como cualquier otra, siempre y cuando se mida el retorno de la inversión realizada. En la misma línea de intentar entender un poco más esta realidad que estamos viviendo, pregunté a otra persona, profesional del medio, acerca de esta ola. Lo tenía claro: “La Feria de Abril no necesita a las influencers. Es más bien al contrario. Son ellas, en la mayoría de los casos desconocedoras de nuestra idiosincrasia las que vienen a gastos pagados y se aprovechan del tirón mediático para sus propios intereses. No promocionan moda flamenca, la Feria las promociona a ellas y les ayuda en sus fines comerciales”.
“La Feria de Abril no necesita influencers porque tiene tirón mediático por sí sola. Más bien, la Feria las promociona a ellas y les ayuda en sus fines comerciales”
Sí, la Feria de Abril no es la gala del Met, pero sí debe situarse como una alfombra roja y un escaparate de la realidad de Andalucía en todas sus facetas. Desde la que elige mostrarse sencilla, apostar por vestidos livianos, la rancia, la conservadora que prefiere vestidos de corte clásico porque no sabe cuándo comprará el siguiente… hasta la que quiere ser única, el foco de atención o la que se deja llevar por las últimas tendencias flamencas. Ningún vestido es mejor que el otro, más allá que con el que la mujer se vea más favorecida. Que cada cual se ponga lo que quiera mientras esté bien cosido. Porque durante una semana el mundo está pendiente de nuestra ciudad, más nos vale cuidar lo que mostramos. Porque así seremos catalogados.
*Todas las fotografías pertenecen a Chema Soler para Simof