La segunda jornada de la pasarela SIQ trajo consigo tres desfiles. José Luis Zambonino se ha convertido en los últimos tiempos en un diseñador revelación en el panorama sevillano. El de Villamartín tituló a su colección “Joyas prestadas”, un pase cuyos looks comenzaron con prendas confeccionadas en punto de seda, (que parece que últimamente es la apuesta de muchos) con camisas y pantalones satinados y palazzo estampados. El dorado se extendió a las aplicaciones de vestidos  hasta cerrar el desfile con un vestido de novia de manga entera y silueta sirena con un escote interminable en la espalda interrumpido por los pliegues de la tela.

 

Carmen del Marco trajo una colección para una mujer elegante, fuerte y con carácter en la que se han utilizado tejidos de calidad, grandes escotes y muchas, muchas transparencias. Largos midi, vestidos de fiesta, trajes de chaqueta y prendas de siluetas limpias  que recrean a esa mujer de finales de los 50 y principios de los 60 que admiraba a Grace Kelly. Y es que precisamente el nombre de la colección hacía mención a aquellas noches monegascas en el Palacio Real del principado europeo, su historia y sus artes decorativas llevadas a la ropa. En definitiva, Del Marco, que ostenta la presidencia del Gremio de Maestros Sastres y Modistas de Sevilla y provincia, presentó una colección en la que la mujer que quiere sentirse femenina por encima de todo.

 

El úlimo pase de la tarde corrió a cargo de Manolo Giraldo. Un estilo folk sofisticado, sin grandes efectos (a excepción de la impresionante puesta en escena), forjado por las prendas urdidas por Giraldo, un profesional que inició su carrera como maquillador, sevillano de nacimiento y corazón pero con el instinto innato del detalle para hacer de un básico una prenda capaz de levantar armarios. Así sucedió con las aplicaciones florales vistas en chaquetas y vestidos y el uso de tejidos nobles en la confección. El modista se recreó en los tonos tierra y en su desfile ganó el espíritu optimista por encima de cualquier coyuntura. Giraldo despidió su desfile saludando al respetable enfundado en un traje, con su característico foulard al cuello y con su sencillez a cuestas y en ese momento pudo saborear (por fin) que es uno de los grandes de la costura en Sevilla.

Fotos: Chema Soler