Decía Emily Dickinson que «Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro», en Jóvenes y Tendencias lo hacemos junto a la editorial El Paseo y su editor David González Romero.
Autodenominada como independiente y que desde hace varios años llena las bibliotecas de nuestros hogares con los los títulos que edita…
¿Cómo nace esta editorial El Paseo? ¿De dónde le viene el nombre?
La editorial El Paseo nace cuando decido marcharme de mi anterior editorial, donde era editor profesional. No sé si una crisis de edad, material y cierta saturación por unos ritmos editoriales endiablados se fundieron y me empujaron a ello. De alguna manera creo que todos los editores tenemos esa pulsión de hacer tu propio sello en algún momento.
El caso es que hace casi cuatro años de esta andadura y estamos muy satisfechos. De hecho valoro especialmente el poder trabajar los libros su debido ritmo. Ah, el nombre El Paseo viene de mi intención de mezclar la cercanía y lo universal, corresponde por igual a un título de Robert Walser y a la forma en que conocemos en mi pueblo (Aracena, Huelva) a la plaza del pueblo…
Si hablamos del momento actual ¿cómo os encontráis?
Incertidumbre hay, pero lógicamente un “andancio” no va a derrumbar el mundo. Sería renunciar a lo que somos como especie, unos grandes supervivientes. Nosotros hemos tenido que replantear la programación, minimizar riesgos, planificar el tema económico, pero es algo a lo que estamos acostumbrados como microeditorial… Eso sí, sin precariedad… En el momento que caigamos debe ser resistiendo, no consintiendo.
Un buen editor no es nada sin un buen consejo editorial que le impida perder perspectiva, lo que pasa que ese consejo editorial a veces no tiene la forma de reunión de mesa y sillas, sino de barra de bar o paseo vespertino.
David González Romero, editor de El Paseo.
Vivimos en un mundo donde a todo le ponemos etiquetas ¿Se puede ser independiente en este tiempo?
Sí, si intentas marcar tu camino más allá de tendencias, cortapisas y seducciones del mercado, etc. Nosotros tenemos una parte de catálogo muy comercial, pero esa comercialidad la hace el diálogo de los libros con la gente. Si hemos llegado a 10 ediciones del libro de Juan Carlos Aragón, es porque la gente lo ha querido, no por publicidad o marketing mediático. Del libro apenas se ha oído hablar más que entre la gente. En un tiempo razonable creemos que cada parte del catálogo encontrará sus lazos, su gente, y si conseguimos ser sostenibles así, nadie podrá decir que no somos independientes… Habremos hecho nuestro camino. Además, desde el punto de vista empresarial El Paseo no es que sea independiente, es unipersonal. Eso sí, sería imposible si no se rodea bien de autores, traductores, diseñadores, maquetistas, correctores, impresores, distribuidores…

Si vemos vuestro catálogo son obras muy personales…¿Qué criterios seguís a la hora de seleccionar el libro que vais a editar?
Te engañaría si te dijera que esos criterios son abiertos. La editorial depende de mí y de mis influencias e intereses. Eso sí, dentro del terreno de las influencias hay gente que está implicada y amigos que proponen, señalan, orientan… Al fin y al cabo, un buen editor no es nada sin un buen consejo editorial que le impida perder perspectiva, lo que pasa que ese consejo editorial a veces no tiene la forma de reunión de mesa y sillas, sino de barra de bar o paseo vespertino.
Y si le echamos un vistazo a la biblioteca de El Paseo ¿cuál es vuestra obra que más ha calado entre el público? Y ¿cuál fue la primera que vio la luz?
Sin duda, la continuación de las obras de Julio Muñoz @Rancio, que ya veníamos montando desde Almuzara; El pasodoble interminable de Juan Carlos Aragón, las obras de tema sevillano de Manuel Jesús Roldán, la novela gráfica El ángel DADÁ de Fernando Glez. Viñas y José Lázaro (que acaba de ser editada en Alemania y vendida para su versión francesa), Vieja Navidad de Washington Irving, Los orígenes de la Leyenda Negra española de Sverker Arnoldsson, lo relacionado con OZ, las entregas de cuentos de Pessoa, el catálogo de toros… ya ves somos variaditos. Eso sí, te hablo por ventas. Muy especial ha sido la andadura con autores, traductores y colaboradores que ya eran o son amigos y que han sido vitales para la editorial. Ellos saben quiénes son y no hace falta nombrarlos…

Si hemos llegado a 10 ediciones del libro de Juan Carlos Aragón, es porque la gente lo ha querido, no por publicidad o marketing mediático. Del libro apenas se ha oído hablar más que entre la gente.
David González Romero, editor de El Paseo.
En estos días de confinamiento ¿cómo es el trabajo diario en una editorial como esta?
Sinceramente, no hemos parado, porque hemos tenido que replantear algunas salidas que estaban previstas, adelantar otras, porque ahora hemos decidido minimizar riesgos en las próximas propuestas hasta que estos empiece a “normalizarse”, si es que podemos llamar “normalidad” a lo que vendrá o al de donde venimos…
Por otra parte hemos potenciado hasta donde hemos podido la comunicación de la editorial… pero no hemos hecho nada desde el punto de vista de las ventas porque creemos que lo suyo es esperar (#yoesperoamilibrero), madurar y no es tiempo de marketing disfrazado de altruismo o extraños sistemas de ventas que no hacen sino darle la razón a aquello que antes veníamos execreando. Eso que llaman “cultura” creo que ha cometido muchos pecadillos en la cuarentena, seguramente llevados por la falta de reposo y aplomo, por esa emotividad y aceleración de los medios sociales, no sé…

¿Cómo se vislumbra el futuro para vosotros y para el sector?
Todo lo que te digo ahora sería limitado a cómo lo ve una editorial como El Paseo, y para nosotros, lo único insoportable sería que el próximo desastre económico nos situara en la casilla de salida.
Ha sido tal el palizón que será difícil aguantarlo. Pero nuestra propia escala micro nos hace muy flexibles y resistentes y por eso creo que será un sufrimiento más del que está hecho a sufrir. Desde el punto de vista del sector, lo que más me preocupan son las librerías, que tienen las persianas echadas y eso es una realidad inaguantable. También el ecosistema de la cadena del libro, que no se den grandes impagos, cierres o quiebras, o extraños virajes estratégicos.
Y una cosa muy importante, para qué negarlo, también me preocupan los sueldos públicos, porque una contracción ahí se notará una barbaridad. Por otra parte, fíjate, creo que habrá un repunte porque el libro siempre ha sido un buen refugio cuando las cosas vienen apretadas y no podemos disparatar tanto en ese extraño hábitat de lo que llamamos ocio, consumo…