Hubo un comienzo hace diez años para Rosalía Zahíno, un comienzo díscolo y desobediente. Rosalía Zahíno decidió desafiar los cánones de la costura flamenca e instauró una línea desenfada y casi teatral que ha perdurado hasta hoy en día. En su décimo aniversario Rosalía Zahíno decidió echar la vista atrás y repasar una trayectoria llena de creatividad.

Sin ese gran paso de saltarse las reglas, de Rosalía Zahíno nos hubiésemos perdido flamencas piratas, gitanas disfrutando de la vida bohemia parisina o heroínas de cuento que se visten con volantes. Pero Rosalía innovó y junto a los tocados de Encarna Solá se metió de lleno en una gran aventura.

Y como no podía ser de otro modo su pase en We Love Flamenco más que un desfile fue una fiesta. Una fiesta en la que estuvieron invitadas numerosas caras conocidas (de Mar Segura, la rica almeriense más televisiva a Joana Jiménez o Esperanza Fernández, entre otras) entusiasmadas con la desobediencia estilística de Zahíno. Desobediencia entendida en el buen sentido de la palabra, ése que se asemeja a la creatividad, a los detalles y a llevar la Alta Costura a la moda flamenca. Porque, ¿quién si no es Rosalía Zahíno es capaz de transformar un visillo de un cuarto de baño en un traje de flamenca? Pues eso, un genio díscolo. Y bendita desobediencia.

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Rosalía Zahíno. Fotos: Aymaricruz.com