La experiencia dice que a veces la semántica puede jugarte una mala pasada. Es lo que sucede con el término “gastrobar”, denostado por aquellos locales que sirviendo cebolla caramelizada y añadiendo reducción al Pedro Ximenez a todas sus salsas ya presumen de nueva cocina. La Marimorena (Avenida Micaela Aramburu, El Puerto de Santa María, Cádiz) también es de esos bares en los que quizá el menú no sea alta cocina, pero merece la pena dar una oportunidad por la originalidad de su carta y el local.

En cuanto a decoración, el lugar juega con los tópicos reinventados. Neo-tauromaquia que se deja ver en los cojines en forma de capotes y en el nombre de sus tapas y raciones. Ya el ambiente original (y la mega foto de José Mari Manzanares, dicho sea de paso) invita a sentarte, los precios no son excesivos (lo más caro de la carta puede rondar los 9 euros) y la oferta en carnes, variada. En cuanto a las recomendaciones, los gintonics con vocablos taurófilos merecen una oportunidad, los croquetones harán las delicias de los amantes de la bechamel y la cazuela de huevos fritos con patatas y puntillitas será una de las preferidas de los comensales con gustos más tradicionales. Por contra, la ensaladilla de bogavante y el pulpo, servido con tomate asado, no es excepcional en este bar portuense.

Los vinos servirán para amenizar un menú diferente, porque quizá La Marimorena no sea el mejor bar para comer pescaíto frito, pero sí para probar sabores nuevos sin que sufra mucho el bolsillo dentro de un enclave marítimo.