La tarde del jueves en el Salón Internacional de la Moda flamenca dejó tras de sí 6 desfiles. Abrió fuego Lina, que tras una colección más arriesgada el año pasado, ha vuelto a su esencia de aire retro, con líneas sencillas, muy coloridas y con una rica mezcla de tejidos. Quien busca un Lina, busca volantes de capa, tejidos perforados, crespones y mucha clase. Y eso es lo que halló ayer. La emblemática casa sevillana presentó 39 trajes, de ésos que dejaron boquiabiertos a Galliano (y a cualquiera que pase por el escaparate de la calle Lineros) en su visita a Sevilla y que han hecho que esta firma sea referente en el sector durante 50 años.
Tras el desfile de Aldebarán, le tocó el turno a María José Blay. Este año la diseñadora viene con la lección aprendida y a disipar aquellos comentarios que el año pasado dejaron entrever que aquello “era un poco de aquí y de allá”. Blay se decantó por una paleta cálida con el buganvilla como protagonista en unos vestidos en los que los fruncidos copan buena parte de los trajes. Coria del Río es rociera y haciendo honor a su pueblo, en su pase no podían faltar las propuestas para la Aldea. Junto a ella desfiló Álex de la Huerta, con una paleta mucho menos saturada que su compañera de pase. Destacó el color vainilla y en sus vestidos tuvo cabida distintas texturas. Como nota de originalidad, el joven acompañó los trajes con medias capas.
Con “Hechizo andaluz” Rocío Peralta reivindicó a la mujer cordobesa. Toda la colección giró en torno a Julio Romero de Torres y mostró un pase de gran belleza estética en su conjunto. Peralta se preocupó de cuidar hasta el más mínimo detalle y ningún adorno fue casual. Sonaba Poveda, Utrera… hasta terminar en el Carmina Burana que supuso el culmen de la colección. La Chiquita Piconera como leit motiv de la colección, la sensualidad de María Teresa López llevada al traje de flamenca. Mantoncillos bordados, madroños, lunares, el moño bajo despeinado de la que descansa en El Carpio… Y el negro de una Córdoba lejana y sola, de jaca negra, luna grande y aceitunas en la alforja. En definitiva, la colección de Rocío Peralta fue para quitarse el sombrero… cordobés, por supuesto.
Para su décimo aniversario sobre la pasarela Vicky Martín Berrocal hizo una declaración de libertad individual que abarcó muchas tendencias y que en ocasiones trascendió la estética flamenca. La onubense continúa reinventando esa fórmula que tantas hordas de seguidoras aman. Con los mismos patrones (cuello caja, tres volantes, cuerpos tubo, manga larga), Martín Berrocal consiguió sorprender gracias a los complementos de Aristocrazy y la presencia de Nieves Álvarez sobre la pasarela. Como novedad en su trayectoria destacaron las rayas, el shantung y un menor protagonismo de la parte rociera en aras de un estilo más festivo.