Recientemente una periodista calificaba en Vogue a Elio Berhanyer como “el último de una era en la que se cosía en mayúsculas”. Si bien es cierto que la época de las grandes casas no pasa por su mejor momento y la artesanía en los detalles, en muchos casos, ha dejado paso a piezas más someras, siempre hay alguien que nada a contracorriente. Alejandro Postigo es prueba de ello y, aunque tiene sus miras en dar el salto a la capital española, de momento regala en las pasarelas locales colecciones trabajadas y minuciosas, de ésas a las que hay que volver a repasar las fotos en casa para apreciar los detalles de cada prenda.
Gala fue la última muestra. Brocateles valencianos se colaron entre mikados, detalles en piel y transparencias, muy del gusto del utrerano. La majestuosidad de Postigo vs. Palacio de los Marqueses de la Algaba. Tanto monta, monta tanto. Porque el modista explora los distintos estadios de la elegancia femenina. El glamour de una época dorada actualizado y en el que los lazos y las aplicaciones fueron un componente importante.
Unos vestidos preciosos