Las personas somos impacientes por naturaleza. Nos fijamos en el destino obviando el camino. Vemos el resultado y pasamos por alto todo el esfuerzo que hemos invertido en el trabajo. Miramos lo que está delante y cerramos los ojos a lo que va detrás. Los fotógrafos son muchas veces los grandes damnificados en ese aspecto. Por eso hoy queríamos hablaros de Charly Calderón.

Charly Calderón se fue colando poco a poco en el mundo de la moda y durante un tiempo fue casi obligatorio verle en cualquier evento que se precie en Sevilla. Ahora, cosas de la vida y equiparándose como muchos otros profesionales de su generación, ha montado su cuartel en Madrid.

No es ni mejor ni peor que otros, es… simplemente diferente. A cada una de las fotografías de Charly Calderón le imprime su sello, ese que parece ir entre la mirada díscola de Terry Richardson y el juego de luces en las sombras de Rembrandt.

Charly se atreve con todo pero donde es realmente especial es en los retratos. Para los entendidos, supongo que habrá mucho por discutir pero para los que amamos la belleza en sí, sin pretensiones, sin importar si la modelo es guapa o no, el saber sacar el allure de las personas es casi como hacer magia. Además, el joven fotógrafo es cómplice de sus fotos y de su estética, lo que hace que su estilo sea coherente.

 

El fotógrafo es cómplice de sus fotos y de su estética, lo que hace que su estilo sea coherente

 

Charly Calderón juega a la provocación cuando hay que hacerlo y se pone dulce en los momentos en los que retrata parejas.  A veces muestra las cosas tal y como son y otras, se recrea en un ambiente vulgarmente sexy que irremediablemente atrapa a los ojos del espectador. Pero la mejor manera de comprender a un fotógrafo es echándole un vistazo a su obra. Os dejo una selección de su trabajo… Ya nos contaréis qué sensaciones os han provocado las fotografías de Charly Calderón.

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Todas las imágenes de este reportaje pertenecen y por tanto están sujetas a Copyright del propio Charly Calderón